¿Cuándo se jodió la Economía?

Tribuna económica

Varias personas con carros haciendo la compra. / EFE

Sevilla, 29 de septiembre 2025 - 06:00

Parafrasear por enésima vez al genial Vargas Llosa sirve para llamar la atención sobre un desconcertante hecho de nuestro contexto económico, aunque más próximo al realismo mágico de García Márquez. Concretamente, la gran discrepancia que existe entre la percepción de la ciudadanía en todo el mundo sobre la situación económica y los buenos valores que muestran las principales macromagnitudes (desempleo, crecimiento del PIB o inflación). De forma que, dicha percepción, que medimos mediante los hasta hace poco fiables Índices de Confianza del Consumidor, es claramente pesimista, salvo en Corea del Sur y el valor neutro de Lituania. Tantos valores pesimistas parecerían estar indicando una recesión global, mientras que, en cambio, los datos económicos describen unos Nuevos Felices Veinte.

Valga como ejemplo decir que según el FMI el 95% de las economías del mundo presentarán crecimientos positivos en 2025, o que la tasa de desempleo medio en la OCDE se encuentra en el 4,9%, es decir, los países desarrollados estarían de media en pleno empleo, con la tradicional excepción de España, cuya tasa siempre duplica, como mínimo, la de la OCDE. Otros muchos datos, como la exuberancia de los mercados de valores por todo el mundo, nos servirían para ilustrar una bonanza económica global sin precedente desde antes de la Gran Recesión en 2007.

Luego la economía no se ha jodido, y no parece que lo vaya a hacer en los próximos trimestres, como señalarían las positivas previsiones económicas de los más reputados organismos económicos internacionales. Lo que sí se jodió, concretamente a principios de 2021, fue la confianza de las personas en el futuro económico. Desde entonces, la realidad económica se ha disociado de los sentimientos económicos que muestran los mencionados Índices de Confianza, lo que llamamos animal spirits, posiblemente uno de los conceptos más sobrevalorados en economía. Pero solo se han disociado los sentimientos de las personas y no su comportamiento, ya que, aunque las economías domésticas son pesimistas con la situación económica actúan de forma opuesta a lo que sería razonable, ya que no es el ahorro lo que se incrementa, sino precisamente el gasto doméstico.

En resumen, esta nueva economía post pandémica está poblada por fariseos económicos. Luego no pregunte a su vecino qué piensa sobre la situación económica, mire mejor sus activas redes sociales, cada vez más pobladas de buenos momentos, celebraciones o turismo.

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