Nantek invertirá 65 millones en un proyecto de valorización de plásticos pionero en Córdoba
Una planta de pirólisis procesará hasta 16.000 toneladas de desechos de origen urbano para transformarlos en materia prima para la industria petroquímica
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Córdoba se convertirá en 2027 en uno de los primeros municipios europeos que alcance el hito medioambiental de vertido cero de plásticos. Un proyecto de la tecnológica vasca Nantek permitirá a la ciudad valorizar sus residuos mediante reciclaje químico, un proceso de pirólisis cuyo producto será un aceite a utilizar como materia prima de la industria petroquímica. Un salto de gigante en la gestión de residuos urbanos que supondrá la inversión de más de 65 millones de euros en varias fases y la creación de 150 empleos una vez se complete la ampliación de la planta industrial.
El proyecto de Nantek parte de un proceso ya conocido, la pirólisis, para aplicarlo a partir de reactores y tecnología propia a un problema ambiental creciente: el incremento de los residuos plásticos. Se calcula que cada ciudadano europeo genera 35 kilogramos al año y para los próximos años la normativa de la UE marca unos exigentes objetivos en cuanto al reciclaje y valorización de plásticos, así como para el depósito de residuos. Para 2035, los ayuntamientos solo podrán depositar un 10% de los residuos urbanos en vertedero.
En ese contexto, la instalación que el Ayuntamiento de Córdoba ha adjudicado a Nantek, en el marco de su proyecto Sadeco 5.0 que incluye otras instalaciones de energías renovables, solventa un problema fundamental para el municipio al eliminar una buena parte de los residuos no reciclados o reciclables, reduciendo al mismo tiempo la ocupación de espacio en vertederos y con un ahorro de las emisiones de CO2 (entre el metano y el CO2 del desecho). Según los datos aportados por la empresa, en los 30 años que dura la concesión (más 10 prorrogables) se dejarán de emitir 630.000 toneladas, cantidad equivalente a ocho millones de viajes en coche entre Madrid y Barcelona. También hay una mejora medioambiental al final de la cadena: el producto resultante permitirá fabricar nuevos plásticos a partir de materia de segunda vida.
Esa es la clave para el desarrollo del negocio de Nantek. La tecnológica surge en un momento en el que el panorama ha cambiado drásticamente, debido a las nuevas exigencias de la Directiva de Envases y Residuos de Envases de la UE, que obliga a la industria a incluir un porcentaje mínimo de materia prima reciclada en su producción de plástico. Y una forma fácil de hacerlo es usar el aceite de pirólisis. Por eso, explica el consejero delegado de la compañía, Carlos Uraga, “hay una demanda creciente de nuestro producto”, en un sector muy incipiente, en el que aún hay muy pocos productores, pero en pleno crecimiento. Según la hoja de ruta The Plastics Transition de Plastics Europe, la industria europea asociada tiene previsto invertir 8.000 millones de euros hasta 2030 para pasar de los 0,9 millones de toneladas de capacidad de reciclado químico de 2025 a 2,8 en esa fecha.
A la planta de valorización de Córdoba llegarán todo tipo de materiales plásticos, excepto PET, tanto en formato de plástico film como mezclados o en mal estado. La instalación se construirá en 2026 con una inversión inicial de 22 millones de euros para un primer reactor de 8.000 toneladas de capacidad que después se ampliará con un segundo. En esa primera fase se generarán 25 empleos, que se irán incrementando conforme vaya creciendo el complejo.
Nantek nació en 2019 a partir de la investigación de Uraga sobre nanomateriales y agentes reactivos, que aplicó en el proceso para la valorización de los residuos plásticos. Opera desde 2022 una planta en el Puerto de Bilbao con una capacidad de 25.000 toneladas anuales y está en pleno proceso de expansión, con proyectos en Italia, Marruecos y Dubai, y también tiene propuestas en otros países como Panamá, México o Colombia que por ahora no se van a afrontar.
El proyecto de Córdoba es un paso importante al operar por primera vez con los residuos de una ciudad, un modelo de colaboración público-privada a extender. “Queremos ir creciendo de forma gradual y abordar la expansión internacional con el apoyo de multinacionales o grandes ingenierías”, explica Uraga. Que la empresa se expanda y cuente con un modo de franquicia, que ayuntamientos y empresas puedan beneficiarse. Nuestro objetivo es la reducción del impacto ambiental a nivel global”.
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