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Miguel Ángel Noceda
Vigilantes de la burbuja
Marítimas
“Yo me dedico a llevar cajitas de un sitio a otro”, explicaba Vicente Boluda en un programa infantil de la televisión valenciana en el que niños de primaria hacían preguntas a personas relevantes de la comunidad. Y Vicente Boluda (Valencia, 1955) es una persona muy relevante si uno mira la lista Forbes y observa que en sólo siete años su patrimonio ha pasado de 55 millones de euros a 620 llevando cajitas de un lado a otro, lo que le sitúa ya muy cerca de ser uno de los cien hombres más ricos de España y la segunda mayor fortuna de Valencia. Todo se basa en su máxima: “Veo negocio en todo lo que flote y se mueva”.
Remolcadores, estibas, astilleros, portacontenedores, salvamento marítimo… Todo lo que flote y se mueva, menos petroleros, donde se metió y se salió. Tiene tantos remolcadores repartidos por puertos de todo el mundo, casi 600, que encuentra problemas para ponerles nombre. Durante un tiempo solucionó el asunto acudiendo a palos de flamenco hasta que se le acabaron los palos y empezó a ponerles nombre de razas de perro. Sus remolcadores están presentes en 198 puertos de 55 países. Esto incluye el tercer puerto más grande del mundo, el de Hong Kong, después de adquirir parte de la flota al gigante multinacional Hutchinson. Pero, además, la compra de los 180 remolcadores de la neerlandesa Smit Lamnalco en 2023 le abrió las puertas de Amberes, Rotterdam, Liverpool, Brujas y Hamburgo. Y los remolcadores, que no son faluchos, no son baratos. Cada uno vale cerca de 14 millones de euros. Un remolcador de hace unas décadas movía los barcos con una potencia de 600 caballos, pero los buques logísticos de ahora son bicharracos que necesitan remolcadores con más de 6.000 caballos. “Con menos de eso no te quieren ni en África”, afirma Boluda. Ahora mismo su empresa es líder mundial remolcando.
Con sus 15 portacontenedores no tiene tantos problemas con los nombres. Casi todos tienen nombre de mujer, excepto el más grande, el Aries, que tiene una capacidad de más de mil Teus, es decir, más de mil contenedores de veinte pies. Eso da para muchas mercancías, las mercancías que hacen que nuestro mundo funcione. Además, en España controla al completo ocho terminales de contenedores a través de Boluda Shipping, las cinco principales de Canarias más Sevilla, Santander y Vilagarcía. Y en un futuro la nueva terminal que se está construyendo en Cádiz, desde donde se mueve la mayor parte del comercio entre la península y Canarias. Y, si se ponen a tiro, tiene echado el ojo a una en el Reino Unido y a otra en Irlanda. En el sector de los contenedores Boluda está subiendo puestos en los ranking mundiales a zancadas y en poco tiempo estará entre los 30 primeros del mundo. También lo hace en la logística, donde ha comprado al Gobierno alemán el negocio ferroviario de Transfesa en la península ibérica, lo que le convierte en el segundo mayor transportador de mercancías por tren detrás de Renfe.
En definitiva, Boluda es un triunfador. ¿Y cómo se sabe cuándo es uno un triunfador? Cuando se entera que su cervecería favorita en Valencia, Aquarium, va a cerrar con todas sus deudas y la compra para seguir teniendo su cervecería de toda la vida operativa.
Pero Boluda no saltó a la fama nacional por sus contenedores ni por sus remolcadores, ni siquiera por comprar la cervecería de su barrio. Boluda se hizo famoso por el fútbol. Vicente Boluda es un gran futbolero, lo lleva en la sangre desde el momento en que su familia se encuentra en el nacimiento del Levante, lo que le convierte en un furibundo antivalencianista. Aún así, la fama no le vendría del Levante. En 2009 se vio envuelto en un lío considerable. El presidente del Real Madrid Ramón Calderón, un abogado de campanillas de la calle Serrano, fue acusado de pagar gastos personales como el golf o el veterinario con tarjetas del club. El escándalo le obligó a dimitir y el vicepresidente era Boluda. Así se convirtió en el presidente del mayor club de fútbol del mundo durante apenas seis meses en los que aventuró que le iban a meter “un chorreo” en una eliminatoria de Champions al Liverpool. El 'chorreo' se lo llevó él con un parcial de 5 a cero. También estaba en el palco presidencial en una de las derrotas de las que aún escuecen en el Bernabéu, perdiendo 2 a 6 contra el Barcelona. Así que en junio, tras una de sus pocas aventuras perdidas, entregó a Florentino Pérez las llaves del campo y el fichaje de Cristiano Ronaldo con un lacito y volvió a Valencia, donde le esperaba la presidencia de la Asociación de Empresarios valencianos (AVE).
La AVE no es una CEOE exactamente. No es tanto un ‘sindicato’ de empresarios como un lobby de influencia que reúne a medio centenar de las principales empresas valencianas. Cuando Carlos Mazón derrotó en 2023 en las urnas al gobierno de izquierdas conocido como el del pacto del botánico, el nuevo presidente regional marcó en su agenda como primer compromiso, antes incluso de pactar con Vox, una comida con los empresarios del AVE. Allí, Boluda le abrazó y le dio sus parabienes: “Confiamos mucho en Carlos”. Al final, Carlos ha resultado lo que ha resultado. Sin embargo, él, que es accionista de la cadena de la Iglesia COPE y de algunos digitales de la comunidad de tendencia conservadora, dice que no tiene preferencias políticas y pone como ejemplo la opinión que tiene de Felipe González: un gran estadista. En 2019 lo fichó como consejero de Boluda Towage, su división de remolcadores. En junio de 2024, en plena negociación del Gobierno español con el Reino Unido sobre el futuro estatus de Gibraltar, Felipe González, en representación de Boluda, tuvo un almuerzo con el ministro principal de la Roca, Fabián Picardo, después de asistir a la ceremonia de bautismo del nuevo remolcador VB Responder (ahora les ha dado por los verbos), con el que Boluda Corporación Marítima reforzaba la flota de la compañía en el puerto de la colonia británica. El ministro de Asuntos Exteriores, visiblemente molesto, prefirió no comentar el asunto. Vicente Boluda no es sólo una personalidad relevante; es una personalidad influyente.
Vicente Boluda Fos, que viene de familias navieras tanto por vía paterna como materna, no heredó el imperio que ahora gestionan más directamente sus cuatro hijos: lo construyó él. Los Fos, la familia de su madre, se dedicaban al transporte de personas y mercancías entre los puertos del Mediterráneo desde los tiempos de Fernando VII. Por su parte, la vinculación de los Boluda con el mar es más reciente. El abuelo de Vicente Boluda compró en 1920, a los 16 años y con el dinero de una herencia familiar, un vapor e inició la actividad remolcadora en el puerto de Valencia. En sólo dos años, cuenta su nieto, ya tenía la mayor flota del puerto. Su padre, Vicente Boluda Crespo, tomó las riendas en los años 70 y salió de Valencia para extenderse por todos los puertos de España.
"Se le notaba criado en los puertos y los portuarios nos reconocemos entre nosotros”
Es entonces cuando los Boluda llegan a Cádiz, Huelva y Algeciras con su compañía Valencia de Remolcadores. Los más veteranos de Cádiz recuerdan a Vicente Boluda Fos en los años 80 como un joven de “buen trato al que se le notaba criado en los puertos y los portuarios nos reconocemos entre nosotros”. Cuarenta años después aquel joven valenciano ha sido el que ha salvado de la insignificancia al puerto de Cádiz, que desde hace unos años, con su muelle pesquero reducido a la mínima expresión, parecía abocado a ser una mera terminal de cruceros. Cuando Boluda Fos se hace cargo de la empresa familiar tiene claro que su expansión puede ser mundial y, además, se vuelca en la industria de los contenedores con su mirada puesta primero en Canarias y, posteriormente, en el norte, en Santander.
Boluda también se había fijado Cádiz como objetivo ya a mediados de los 90. Por entonces, la actividad mercantil del puerto era controlada por la Compañía Gaditana de Contenedores, Concasa. Concasa había nacido en 1973 como un apéndice de la histórica consignataria de Emilio Huart, durante décadas cónsul de media Europa en Cádiz. Tuvo sus momentos de esplendor e incluso se expandió a Huelva, pero poco tenía que hacer Cádiz con la capacidad logística de Algeciras. Hubo tanteos entre valencianos y gaditanos mientras se eternizaban los debates acerca de una supuesta nueva terminal de contenedores que taponase la fuga de navieras que cada vez tenían menos interés en un puerto sin conexión ferroviaria, un puerto incómodo.
Pero Boluda veía en Cádiz la conexión natural con sus terminales canarias a través también de su buena posición en el puerto de Sevilla. Boluda era el único que podía mirar con buenos ojos a Cádiz y contaba con un aliado fundamental, la otra gran empresa valenciana, Mercadona. Boluda mueve cerca del 90% de la carga de esta cadena de distribución y llevar y traer de Canarias mercancía fresca tenía un enorme atractivo. Concasa, que ya estaba echando cuentas sobre si había sido una buena idea apostar por la nueva terminal de contenedores, acabó entendiéndolo. En 2020 Boluda desembarcó definitivamente en Cádiz con una línea diaria con Canarias, el Daily Canarias. Compró Concasa y la compañía de amarradores, que estaba prácticamente en quiebra, anunció la construcción de un taller de reparación de contenedores y se haría cargo de la nueva terminal de contenedores, de un coste de 35 millones, lo que cuestan dos remolcadores y medio. Luego, tiró de modestia: “No, no, yo sólo vengo a poner mi granito de arena. El puerto de Cádiz es mucho puerto para que lo salve yo”.
Pero las empresas que viven del puerto sí que saben lo que ha supuesto la llegada de Boluda. Y sí piensan que ha sido su salvación. Esta semana ha sido la definitiva coronación de Boluda en Cádiz. Su palacio de congresos acogió la segunda edición del Maritime Blue Growth. El nombre puede resultar rimbombante. Y lo es. Durante tres días se reúne gente del mar y se pone a hablar de lo que se ha definido como economía azul. Hay poco debate, todos los ponentes están de acuerdo en que no es conveniente cargarse su lugar de trabajo, pero que tampoco la agenda ecologista los fría a impuestos y multas. Boluda fue el ponente estrella y cerró las jornadas. Dio algún dato de interés. El mar puede proporcionar el 15% del PIB mundial si el mar es sostenible. Sí, el mar, tan plagado de depredadores debajo y encima de la superficie, es un gran negocio. Cómo no va a serlo. Mueve el 90% del comercio mundial. Él es la prueba.
Al día siguiente, Boluda, nombrado marino del año por la revista Nautik Magazine, estaba invitado a la Casa de Iberoamérica. Allí estaban todas las empresas portuarias reunidas en torno a la asociación Cadiz-Port, que preside Daniel Macpherson, un apellido que habla de las edades de oro del puerto de Cádiz. Iban a entregar a Boluda su premio anual, que habitualmente recae en alguien que se jubila y al que se agasaja con cena, placa, discursos y recuerdos de viejas andanzas. Pero este año querían hacer algo especial porque qué otro merecía su distinción sino el nieto de aquel remolcador a vapor del puerto de Valencia que había salvado al puerto de Cádiz. Habló Alfonso Serrat, el hombre de Boluda en Cádiz, ante un panel en el que se leía: "Cuando cambias las reglas del juego, creas un nuevo modelo de negocio". Y ahora hay nuevas reglas. Boluda no fue al acto. Negocios. Hubo algo de desolación entre los organizadores de acto tan campanudo con la asistencia de la autoridad portuaria, el alcalde, las fuerzas vivas.... Demasiado grande él para “mucho puerto”, que diría Boluda.
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