Andalucía: un motor que no se detiene

Tribuna Económica

Interior de la planta de Acerinox en Los Barrios (Cádiz). / M.G.

22 de septiembre 2025 - 03:59

Mientras el mundo se tambalea entre guerras comerciales y crisis geopolíticas, Andalucía sigue manteniendo un crecimiento económico que sorprende por su solidez. Los datos del segundo trimestre de 2025 no dejan lugar a dudas: la economía andaluza creció un 0,7% intertrimestral según los datos publicados tanto por el IECA como por el Observatorio Económico de Andalucía (OEA), y un 3,0% interanual superando en cuatro décimas al crecimiento nacional, según las estimaciones del OEA, consolidando un diferencial positivo que se mantiene desde hace algunos trimestres.

¿Cuáles son las razones de esta insistencia en crecer? La respuesta se encuentra en una combinación virtuosa de factores que han convertido a las economías española y andaluzas (es irremediable el paralelismo) en un caso de estudio económico. Primero, el crecimiento posee, frente a lo que se pueda pensar, una diversificación significativa. No es solo el turismo o la agricultura las que tiran de nuestra economía. La industria se ha posicionado como líder entre el resto de los sectores, muy por encima de otros como la construcción o los servicios, aunque estos últimos favorecen la estabilidad con incrementos generalizados en todas sus ramas.

El mercado laboral andaluz, en la estela del español, sigue siendo uno de los grandes protagonistas de la coyuntura actual andaluza. Con 70.600 nuevos empleos creados en un solo trimestre y una tasa de paro que baja al 14,9%, Andalucía muestra una tendencia lenta, aunque continúa desde hace casi una década, que corrige los sonrojantes datos surgidos tras la Gran Recesión hace ya, sí, 17 años. Este dinamismo laboral alimenta un consumo privado que, a su vez, impulsa la demanda interna y crea un círculo virtuoso de crecimiento.

La inversión también muestra signos prometedores. La licitación oficial creció un 283,4% en mayo, aunque cuidado con estos datos que provienen de series muy volátiles. Las hipotecas urbanas aumentaron un 36,6%, y la matriculación de turismos se fue hasta el 25,6%, superando ampliamente la media nacional. Estos datos reflejan una confianza empresarial y familiar que son ajenas a las turbulencias externas.

Pero quizás el factor más determinante sea la capacidad de adaptación que ha demostrado la economía andaluza. Mientras Estados Unidos desata una guerra comercial sin precedentes desde los años 1930, con aranceles que han pasado del 2,5% histórico al 18,6% actual, y la eurozona se debate entre la contracción alemana y las tensiones geopolíticas, Andalucía y España han sabido sortear parte de los efectos mediante la reorientación parcial de las exportaciones y el fortalecimiento de la demanda interna.

El reto ahora es mantener este impulso en un contexto internacional cada vez más adverso. Las proyecciones del Observatorio Económico de Andalucía estiman un crecimiento del 2,6% para 2025 (aunque ya se ha quedado de nuevo corto) y del 1,9% para 2026, cifras que, aunque más moderadas, seguirán situando a la región por encima de la media nacional y europea. En tiempos de incertidumbre global, Andalucía demuestra una solidez económica que ahora nace desde dentro.

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