Proyecto Proof: cuando la fauna y la flora reviven en una explotación de naranjas
Bollo Natural Fruit desarrolla en Andalucía modelo pionero a gran escala llamado agricultura bioinclusiva: la explotación convive con todo un ecosistema natural con control humano
Bollo Natural Fruit integra a la granadina Cortijo Cuevas en su estructura y entra en el segmento de cuarta gama
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Cuando el periodista visita la Hacienda El Cerro, en el término municipal de la localidad sevillana de Cantillana, ve a primera vista que la explotación agrícola que la recorre es diferente. No son naranjales perfectamente alineados en filas y bajo un suelo sin vegetación (o muy escasa) sino que, más bien, parece un jardín, un entorno semiasalvajado, aparentemente (solo aparentemente) descuidado.
Esta zona es la punta de lanza del proyecto Proof, una iniciativa del gigante alimentario Bollo Natural Fruit, que superó de largo en 2024 los 500 millones de facturación y emplea a 5.000 personas. Consiste en promover una agricultura -la agricultura bioinclusiva- que va más allá de la producción ecológica, ya que no solo no aplica pesticidas y fitosanitarios, sino que “interactúa con el medio ambiente” a través de estrictos protocolos. Siempre con control humano, se cuida la flora y fauna autóctona y se fomenta la biodiversidad, de tal forma que la propia cadena trófica es la que pone a raya de forma natural las plagas sin que la productividad se merme.
Liebres, culebras, milanos, águilas pescadoras, somormujos, búhos y hasta nutrias
Y, además, se consigue recuperar un ecosistema que se ha ido perdiendo por la expansión de la producción agrícola y el uso de pesticidas y fitosanitarios, que no solo acaban con las plagas sino también con los auxiliares (sus depredadores), con los animales que se alimentan de ellos y al final con gran parte de la fauna. En esta hacienda conviven liebres, culebras, milanos, águilas pescadoras, pájaros insectívoros, somormujos, búhos y hasta nutrias (en la balsa de la explotación), por poner varios ejemplos.
Jesús Martínez, responsable del proyecto Proof, explica que El Bollo trabaja con un equipo que realiza control biológico, de tal manera que haya un equilibrio entre el nivel de plagas y el de auxiliares. Por ejemplo, un auxiliar fundamental es la mariquita. “Es el mayor indicador de salud de un cultivo y nosotros intentamos que cada vez haya más; son importantes porque depredan a los insectos que van a por el fruto”, afirma. Y añade que la forma de lograr que se desarrollen es “creando refugios”, es decir, dejando hierba en las calles y corredores verdes donde no se plantan árboles. “Están normalmente en el árbol, pero cuando llega el invierno se van y van a esos refugios donde tienen otra clase de pulgones para alimentarse”.
Posaderos, alcornoques y encinas para las rapaces
Por la finca se pueden ver desde pedregales en los que se refugian culebras hasta arbustos donde conviven en colonias las arañas. El agricultor, normalmente, acaba con las telarañas por considerarlas algo “feo”, sin darse cuenta, explica Jesús Fernández, de que también son depredadoras de plagas. También hay abejas, que también suelen ser rechazadas al favorecer hibridaciones de las semillas no deseadas. La solución de El Bollo es que las plantaciones sean lo suficientemente uniformes (La Hacienda el Cerro es fundamentalmente de naranjas) como para que no se produzca este problema, y así deja a las abejas hacer.
También hay postes altos entre los naranjos. Son posaderos para aves rapaces, depredadoras de roedores como conejos y ratas. En una finca tradicional, son un quebradero de cabeza para el agricultor, al atacar las raíces de los árboles, y “lo más típico es tirar veneno”. En esta hacienda son los cernícalos, mochuelos o lechuzas los que controlan a los roedores, gracias a esos posaderos, elementos necesarios porque estos animales necesitan verticalidad para atacar. Bollo Natural Fruit ya está plantando alcornoques y encinas como sustituto de los posaderos en las plantaciones más jóvenes y ya se pueden ver algunos.
Una balsa de agua naturalizada
La prueba de que este método está teniendo éxito es el nacimiento de polluelos de cernícalos, mochuelos o lechuzas. “Este año hemos tenido récord, han sido 56 pollos, y normalmente ponen el máximo posible de huevos en los nidos”, explica Fernández, que cree que esa es la prueba de que “no son aves estresadas”.
Otro elemento fundamental para fomentar esa biodiversidad es el agua. Se controla a diario el consumo, se ponen sondas de humedad, se cuida que las gomas de riego estén en su punto óptimo… Y la balsa no están cubiertas por paneles de plástico, lo que impide que cualquier vegetación, sino que está “naturalizada”, con todo el perímetro sembrado. Es algo más parecido a un lago, y ese es el hábitat no solo de las nutrias, sino de aguiluchos laguneros o águilas pescadoras.
Un proyecto pionero a gran escala y con vocación de crecer
Antonio Alarcón Alzugaray es CEO de Bollo Natural Fruit. Explica la singularidad del proyecto Proof y su diferencia con la producción ecológica: “Es una agricultura mucho más 360, la ecológica se centra en que los productos sean naturales; pero no en lo que rodea la explotación, en toda la biodiversidad, en cuidar la fauna”. Y añade que el valor de la iniciativa está precisamente en eso. “No conocemos nada que se haga de esta forma a gran escala. Lo de cultivar con control biológico existe, pero que además haya regeneración del medio… Eso es único. Y a lo mejor hay pequeños productores que lo hacen, pero las fincas grandes siguen un sistema más industrializado”. Hacienda El Cerro cuenta con 250 hectáreas, pero en toda España hay 2.000 con este sistema, 400 de ellas en Huelva y 650 en Sevilla.
No todas son de Bollo Natural Fruit. La empresa está asociada también con agricultores, que han asumido el método de trabajo tras comprobar que no hay ninguna merma de productividad. Y los costes son parecidos, porque el ahorro en fitosanitarios y pesticidas se compensa con más personal, sobre todo biólogos especialistas en plagas, que en parte es aportado por Bollo Natural Fruit.
El objetivo final es que todas las explotaciones vinculadas con Bollo Natural Fruit, unas 10.000, puedan tener toda la producción bajo este sistema, en la medida en que sea posible. “Nuestro éxito está en que es un sistema de cultivo bueno para el medio ambiente, que además es replicable”, concluye Jesús Fernández.
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